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Entrar al mundo del otro a través de la escucha

Uno de los pioneros más destacados en el ámbito de la psicoterapia y de la psicología humanista fue Carl Rogers. La psicoterapia de Rogers, de hecho, consiste en un ejercicio básico, eficaz y humilde. Sesión tras sesión el terapeuta no hace otra cosa que escuchar: su atención está centrada en la experiencia de la otra persona. No hay consejos, juicios, interpretaciones, ni siquiera preguntas. La persona va develando dentro de sí respuestas, descubriéndose, reconociendo sus sentimientos y necesidades.

Cuando un adolescente. agobiado por los problemas propios de la edad que está transitando, se encuentra en un contexto donde no es cuestionado, censurado, criticado, de pronto se encuentra ante una inesperada respuesta de escucha empática. El joven recibe una respuesta de aceptación y reconocimiento a su experiencia, no importa si expresa un sentimiento positivo o negativo, claro o confuso, maduro o inmaduro. Lo que los adolescentes buscan es que los entiendan antes de quererlos cambiar.

Muchas personas, brillantes profesionales, exitosos empresarios, hasta comprometidos educadores, casi todos no obstante su capacidad indiscutible en múltiples áreas de su funcionamiento, resultan totalmente reprobados en el manejo de una de las áreas básicas de la inteligencia emocional: la empatía - sobre todo cuando se trata de aplicarla en el seno de la propia familia.

La respuesta de escucha empática llamada reflejo, como su nombre lo sugiere, funciona como un espejo frente a la persona, que expresa sentimientos, percepciones, incongruencias, deseos, puntos de vista y hasta reclamaciones. El reflejo se mantiene fiel a lo que la otra persona expresa. el reflejo es una de las manifestaciones más puras de la empatía. El reflejo no quita ni pone, tampoco interpreta, no aprueba ni reprueba, sólo reporta y acepta.

Cualquier experiencia iluminada y penetrada con el faro de la escucha respetuosa y aceptante se transforma en oportunidad de aprendizaje y crecimiento para la relación. La escucha empática tiene como objetivo, simple y llanamente, entender. Durante el tiempo de escucha es más importante captar el mundo del otro desde su realidad - por distorsionada o irracional que parezca - que defender la propia. Cuando se puede escuchar bien, con total atención, se es capaz de frenar la propias respuestas automáticas bloqueadoras y entonces ambos interlocutores experimentarán apertura y accederán de manera natural a un nuevo aprendizaje.

Ejercitar el arte de la escucha empática, intentando meternos en los zapatos del otro. Para entender el mundo del otro no se requiere de una formación académica como terapeuta, ni siquiera de largos y costosos entrenamientos, se requiere simplemente de crecer como persona y paralelamente desarrollar una cualidad básica: escuchar con respeto.

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